veo, veo, TVeo

En estos días inciertos de fiestas y comiendas, bebiendas y cotillones, donde todo el mundo rebosa en buenos deseos para con los demás, parece que es un delito quedarse en casa y no salir por ahí a gastarse lo poco que queda ya de la paga extra (a este paso para las rebajas no va a quedar un duro). Pues la pasada nochevieja yo, convaleciente de problemas estomacales originados por tanto exceso, tuve que quedarme en casa a ver la tele y, el panorama, fue desolador, más que desolador, traumático, vamos, qué no se si después de esta experiencia lobotomizante volveré a ser el mismo.

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