Todos los años el segundo lunes después del Domingo de Resurrección las gentes de Salamanca abandonan el asfalto y acuden en masa a las orillas del Tormes, a campos, parques o cualquier lugar donde merendar y pasar la tarde. Este lunes es Lunes de Aguas.
La forma actual de esta fiesta tiene su origen en el siglo XVI. La Salamanca de aquellos años era una ciudad con miles de mil estudiantes, y alrededor de ellos catedráticos, criados, taberneros, prostitutas y curas. Salamanca era, con su Universidad, sede de la sabiduría de Occidente, y a su vez, uno de los mayores burdeles del mismo.
Por aquel entonces, en 1543, vino a casarse a Salamanca el joven rey Felipe II, que no por joven tenía costumbres “dislocadas”, más bien todo lo contrario. Después de ver lo que la ciudad ofrecía, y acorde a sus costumbres y moral, tuvo a bien promulgar un edicto por el que pretendía que la prohibición de comer carne en Cuaresma y Pasión se extendiera a cualquier pecado carnal. Para evitar que los alegres y bulliciosos habitantes de esta ciudad castellana cayeran en la tentación de la carne el edicto obligaba a las prostitutas a exiliarse extramuros de la ciudad, con las aguas del Tormes por medio, desde el comienzo de la Cuaresma hasta el segundo lunes después de finalizada la Pascua. La Casa de la Mancebía y su director, el Padre Putas, se encargaban de su cumplimiento.
El Lunes de Aguas las prostitutas, acompañadas por los estudiantes, regresaban a la ciudad cruzando el Tormes en barca (supongo que no se les consideraría dignas de cruzar el río por el puente romano) y su regreso, celebrado no sólo por estudiantes, era presenciado por las gentes de la ciudad que aprovechaban el espectáculo y la orilla del río para despedirse de los rigores cuaresmales dando buena cuenta del típico “hornazo” (especie de empanada rellena de jamón, lomo, chorizo, …) y otras viandas.
Esta fiesta típicamente salmantina, en su parte gastronómica y campestre no es exclusiva de esta ciudad. La despedida de los rigores cuaresmales se celebra con meriendas campestres en otros muchos lugares pero en muchos de ellos suele hacerse el llamado Lunes de Pascua, el lunes siguiente a la Semana Santa.
Con los tiempos la ciudad ha cambiado y hoy en día el famoso y antiguo barrio chino de Salamanca ha desaparecido prácticamente. Las prostitutas no hacen vacaciones y los rigores cuaresmales son bastante menos rigurosos. Pero la fiesta del Lunes de Aguas permanece y el “Padre Putas” se convirtió en uno de los personajes de los cabezudos que suelen acompañar como pasacalles las diferentes fiestas de la ciudad y de sus barrios. Es fácil reconocerlo porque va ataviado con capa charra y chistera. Este personaje, al que le fue cambiado levemente su nombre pasando a ser “Padre Lucas”, da nombre a todos los cabezudos. En Salamanca los niños ríen, corren y lloran con los “padrelucas”, y una vez al año, un lunes de primavera, Salamanca merienda al recuerdo de otros tiempos.