El grupo del PP del Ayuntamiento de Salamanca distribuirá un folleto contra el traslado de una parte de los documentos del famoso archivo con el unamuniano lema de «Venceréis, pero no convenceréis»

No sé si eso es un guiño, un descuido, una chulería o una fina ironía (o más bien sarcasmo).

En cualquier caso, me parece un error, porque nos remite de nuevo a la Guerra en la que esos documentos fueron ¿requisados? ¿robados? ¿nacionalizados?, con fines tan poco históricos como servir de pruebas de cargo en sumarísimos juicios.

También porque utiliza el discurso en el que Unamuno, tres meses después del golpe de estado que dio origen a la guerra, rompió con el bando nacional, con palabras que señalan lo que posiblemente habría sentido ante la utilización que se hizo de los documentos requisados:

Me atormenta pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor.

O porque en aquel mismo discurso, ante los ataques a los nacionalismos catalán y vasco que lanzó otro profesor (y que parecen ser también el ogro del PP salmantino, y del resto), recordó a todo el mundo que él era vasco y el obispo, lo quiera o no lo quiera, es catalán nacido en Barcelona. (El obispo era Pla y Deniel, que avergonzaría a la iglesia, no sólo a la salmantina, si eso fuera posible, que estaba presente en el estrado, entre Carmen Polo y Millán Astray)

(Las citas son del libro de Beevor, «La guerra civil española», pp 150 y 151)