Es evidente que en Salamanca el número de perros, gatos y mascotas crecen casi al mismo ritmo que perdemos población. Esta entrada en la “modernidad” afecta mucho a la normal convivencia entre quienes son dueños y los que no.

Es normal encontrar heces de perros en los parques, jardines y calles. Unos ciudadanos cívicos las recogen con su bolsita y los tiran a la primera papelera que encuentran, otros, simplemente “pasan” olímpicamente esperando a que llegue el distraído de turno y se la lleve apestando bajo la suela de su zapato.

Se supone que nuestros barrenderos están preparados para ello aunque mucho nos tememos que no cuentan con el material apropiado.

Hay propietarios de perros que “pasan” de educarlos y así nos encontramos en situaciones tensas en las que un can te enseña sus fauces a cinco centímetros del tobillo y su dueña/o te dice: “tranquilo”, que no muerde, sabiendo de sobra que muchos humanos aún no hemos aprendido a ladrar.

En otras ocasiones nos encontramos que las terrazas de las viviendas se convierten en auténticos muladares, apestando con su olor y atrayendo moscas, perjudicando ostensiblemente el olfato y la salud de sus vecinos.

Circulando cada día por nuestra Capital Cultura se puede apreciar que las normas y servicios de policía no son suficientes. Muchos dueños de perros, gatos y mascotas no están suficientemente preparados para tenerlas.

Por todo ello, proponemos que cada mascota tenga su chip y cada amo, su carnet de mascota, debiendo aprobar un examen municipal previo pago de su tasa y así cubrir todos los servicios municipales que utiliza, además de tenerlos perfectamente vacunados y asegurados. Todos ganaríamos.

Algunos propietarios se quejarán de estas propuestas, pero les recordaremos que para circular en coche hay que sacar el carnet de conducir y pagar un montón de tasas e impuestos por ocupar y contaminar la vía pública.

Y si además logramos que nuestra Ciudad sea en sede del primer centro de Formación Profesional especializado en mascotas, convertiríamos un problema en una oportunidad y así incrementamos la economía, sabiendo que este año perdemos 171 niños, 8 centros escolares y casi 60 maestros. ¿Hablamos?

 


Texto | Chibus
Foto | Miguel Darco TT