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El Sr. Lobato, a la sazón alcalde de Peque, estará pensando: ¿para qué tener ideas? ¿para qué pensar y trabajar por el progreso de la tierra donde nací? ¿para que todo el mundo se me eche encima? ¡Si, para colmo, trabajo gratis de alcalde! Pues sí amigo, mal que te pese, en esta sociedad nuestra tan castellana o tan leonesa o tan Zamorana, que a la postre bien nos parecemos todos, las iniciativas nunca han estado bien vistas, y menos si esa iniciativa lleva acarreado el problema de lo desconocido, el peligro del que nada sabemos, salvo que es peligroso.

Yo tampoco estoy a favor de los cementerios nucleares. Creo que hay otras formas de producir energía en España que, si no son más rentables, si al menos son menos contaminantes. Resulta que es una energía para la que tenemos que importar todo: la tecnología de las centrales, el uranio con el que funcionan, porque en Ciudad Rodrigo (una de las pocas minas de Uranio que hay en España) no se produce el suficiente ni de la suficiente calidad. Además el caramelo del progreso es una cortina de humo que no deja ver más allá: sí, ahora va a haber dinero, e infraestructuras nuevas pero ¿qué ocurrirá dentro de 50 años? ¿y dentro de 500? ¿no les tocará comerse esos residuos con patatas a nuestros tataranietos y poner dinero de su propio bolsillo?

Sin embargo, yo defiendo a este alcalde: a diferencia del resto de municipios, el de Peque se ha mostrado “interesado”, lo cual quiere decir que se ha recabado información al respecto, cosa que no han hecho la mayoría de los manifestantes que fueron ayer al “entierro simbólico” de la comarca. Y ese es el problema, que cualquier iniciativa que se toma siempre es mal recibida, esta por el miedo que nos han infundido de todos los lados a raíz del accidente de Chernobil, pero ¿cuántas otras iniciativas se han rechazado? ¿Cuántas veces me han contado que Valladolid no fue la primera opción para instalar FASA Renault? ¿Por qué no está la sede de Globalia en Salamanca? ¿por qué apenas hay industria en Castilla y León? Claro, cada vez que se habla de catalanes y vascos todos decimos: “es que son ricos” “es que tienen fábricas” pero nadie dice “es que las fábricas vascas son cooperativas de gente emprendedora”. Aquí, a la gente emprendedora se la critica, se le amarga la vida, lo mejor es ser funcionario y, si León se separa de Castilla, pues más administraciones y más plazas de funcionario.

Volviendo al caso de Peque, tantos que maldicen al Sr. Alcalde y sin embargo una empresa gallega ya se ha ofrecido para montar un parque solar con posibilidades de inversión también para los lugareños. Nadie habla de eso, de que si no hubiese habido tanto revuelo a lo mejor ese ofrecimiento se había ido a mi pueblo, o al de al lado….

Luego están los manifestantes, llegados de todos los pueblos de los alrededores en autobuses fletados por ayuntamientos pero, curiosamente, pocos de ellos eran habitantes habituales de la zona, muchos tienen sus trabajos en las ciudades y les ha pillado de vacaciones por allí. Claro, con lo bonito que es esto en el mes de agosto, con lo bien que sienta huir de la contaminación de la ciudad, ¿me van a contaminar ese paraíso con residuos nucleares? ¡Anda ya! Ahora bien, cuando no haya nadie en el pueblo porque todo el mundo ha tenido que huir de la decadencia de la zona… ¿esa misma gente volverá de veraneo al pueblo? ¿No se convertirá, quizá, en otro pueblo abandonado más para que restauren los de Centro Reto?

Difícil es la situación en la que ponen a estos pueblos, cuyas escasas alternativas de supervivencia pasan por, incluso, valorar el comerse la peor basura de los demás. Y todos, desde la comodidad de nuestro aparato de aire acondicionado decimos: ¡no está bien que ese alcalde haga eso! Ya, pues a ver quien se solidariza y se empadrona en esos pueblos, que hay aproximadamente 250.000 cucas anuales por habitante empadronado desde el gobierno central a los ayuntamientos. Veréis como esos alcaldes dejan de valorar el hacerse cargo de la basura de los demás.


Foto: Darco