Foto de Julen Landa

La gente joven puede conocer la “guerra fría” pero puede desconocer lo que en ese tiempo supuso la “paz fría” entre España y Portugal. António de Oliveira Salazar -portugués-, dio asilo al General Sanjurjo -español- cuando este falló en su primer golpe de estado; también facilitó voluntarios para que lucharan a favor de los del “alzamiento” del 18 de Julio del 36 y por último entregó a los españoles que huían de la represión de los llamados “nacionales”. En un principio el dictador portugués fue aliado del general Franco. Su “luna de miel” duró menos de dos años. La “paz fría” sobrevino cuando la Falange Española, en su marcha triunfal, lanzó en Salamanca mapas de la Península Ibérica sin la famosa “raya”. En la otra España, los anarquistas proclamaban también una Federación Ibérica donde tampoco figuraba la maldita “línea”. También cuentan que Salazar, muy criticado internamente, solicitó a Franco la devolución a Portugal de todos los voluntarios menores de 21 años -su mayoría de edad legal-, pero el español los devolvió muy tarde y solamente a los menores de 18 años, después de que tuvieran que rellenar tremendos formularios que no entendían. Portugal tenía como aliado a Inglaterra, la España “nacional” a la Alemania Nazi. Todo esto pudo propiciar una fría paz que hizo vivir de espaldas a las dos únicas dictaduras de Europa Occidental, marcando profundamente a los habitantes de estas tierras y dando lugar a la zona más despoblada y deprimida de la Unión Europea, a pesar de los tremendos esfuerzos de los de Las Arribes.

 


Foto | Julen Landa