Entre el suelo y el cielo, por Darco TT

Una característica muy española es dejar siempre las cuestiones más importantes para el final. Nos dotamos de una Constitución copiando las de otros países que funcionaban bien. El reto era pasar de un estado muy centralista, con un sistema fiscal obsoleto que nos llevaba a la ruina -población activa muy inferior a la de países de nuestro entorno y alto nivel de paro-, por otro descentralizado, con fiscalidad moderna que financiara todo el territorio e impulsara la economía. Recordemos que la gran crisis económica de 1975 se parece mucho a la actual -guerra de EEUU contra Irán-. Pasamos la crisis y se extendió una bonanza económica mundial con algún “altibajo”. Las autonomías corrieron para coger las funciones del Estado pero este fue soltando las “perras” con “cuentagotas”. Felipe González pactó con Pujol la cesión del 15%, haciéndolo extensivo al resto de territorios. Aznar hizo lo mismo y llegó al 33%. En este tiempo, las autonomías corrieron literalmente para eliminar los impuestos franquistas sin tener en cuenta que la época de las “vacas gordas” podría llegar a su fin. El País Vasco y Navarra con sus fueros heredados de Franco no forman parte de este sistema común. Llegado el 2008, la crisis económica mundial afecta tanto a las familias, como a las empresas e instituciones y vuelve a abrirse el debate de la financiación autonómica. Los dineros serán insuficientes para mantener los servicios básicos de los ciudadanos. Las muy pobladas quieren fondos según sus habitantes, las despobladas, por su extensión y envejecimiento, aunque una vez conseguido, lo destinen a sus zonas más pobladas -caso de Castilla y León-. La financiación autonómica, piedra angular de esta nueva España, se volverá a cerrar en falso si al mismo tiempo no se realiza una gran reforma fiscal donde pague igual un ciudadano o una empresa que habiten en Navarra o en Extremadura. El lema final sería solidaridad y transparencia, evitando que los malos políticos busquen el permanente enfrentamiento territorial en su provecho.

 


Foto | Darco TT