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La agricultura y ganadería en peligro de muerte, la poca industria aniquilada, la construcción de viviendas en grave crisis y perdiendo demografía, Las matriculaciones en la Universidad han bajado un 50% en los últimos diez años; basamos parte de nuestro futuro en el turismo de interior y en el idiomático. Y con estos datos que son claros como el agua clara, llama la atención que nos lleguen noticias como la siguiente: tres chicas catalanas fueron insultadas y empujadas hasta la puerta en uno de nuestros hoteles bajo el grito de que aquí se habla en “cristiano”, a pesar de que las mismas pidieron información en castellano. Quizás esto no hubiera ocurrido si fueran chicas inglesas hablando en inglés. El fondo del asunto es que esta ciudad se ha transformado en “aberchale”. La incultura de algunos ha sido aprovechada por otros de corta mirada y oscuros intereses. También se puede observar fácilmente que por un café con pincho cobran 1,5 euros a un charro y el doble a un extranjero. Un chico alemán de Würzburg nos dice que nos encuentra más “refunfuñones” que la primera vez que vino. Recordemos que fue Cervantes en su Licenciado Vidriera quien nos marcó el “norte”: Salamanca, que enhechiza la voluntad de volver a ella a los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado. Sin hospitalidad, nuestro futuro será más negro que el azabache.

 


Texto | Chibus
Foto | Darco TT