Foto de Diego Lozano
Salamanca debe recuperar la ilusión de ser la ciudad de las luces o la ciudad de las ideas ya que aquí se concentra un gran poder intelectual y tenemos la obligación y el deber moral de aportar nuestro grano de arena para salir de esta crisis. Otros como los “economistas frente a la crisis” ya lo han hecho, ahora nos toca a nosotros.

Por todo ello y como nos habíamos enterado que la famosa Escuela de Economistas de San Boal, fieles seguidores de la Escuela de Salamanca, celebraba su reunión anual en Plasencia, cogimos el coche y allí nos presentamos para ver qué decían.

Esta Escuela predijo la crisis mucho antes del 2008 cuando las cuentas globales del Estado estaban desajustadas y había un exceso de inversión que se financiaba con fondos provenientes de una Europa con exceso de liquidez y unos tipos de interés 600 puntos básicos inferiores a la inflación real interna. Esto es lo que realmente infló la burbuja inmobiliaria hasta que nos explotó delante de nuestras narices.

Y es esta Escuela la que dice repetidamente que para salir de este “agujero negro” tenemos que tener en cuenta que las medidas adoptadas hasta el momento han producido dos efectos tan evidentes como indeseables:

  • Concentración del capital en pocas manos
  • Paro crónico del 25%

La concentración de capital se corrige con una subida de impuestos a “esas pocas manos” que además lo ofrecieron al principio de la crisis. El mejor impuesto para hacerlo sería el del patrimonio. Al mismo tiempo se quitarían los impuestos que afectan a la creación de negocios o a la constitución de hipotecas.

El nivel de paro se debe corregir inmediatamente mediante la solidaridad entre los trabajadores, es decir, el trabajador fijo que gana más de 2.000 euros al mes puede reducir sus horas y su salario a cambio de que esos tiempos sean ocupados por trabajadores en paro, sobre todo los jóvenes, los cuales pueden empezar a trabajar el primer año por 500 euros y cinco horas, el segundo por 750 euros y seis horas y el tercero por 1.000 euros siete horas. El resto del tiempo para seguir formándose a cargo de los fondos de formación que tanto utiliza la Patronal y los Sindicatos.

Como ejemplo han puesto al sector financiero. Las oficinas universales abren actualmente de ocho de la mañana a tres de la tarde de lunes a viernes. Podrían abrir de ocho de la mañana a ocho de la tarde-cesión de los sindicatos a cambio de más empleo-. Los “fijos trabajarían” menos horas con menos sueldo para permitir la incorporación de los jóvenes que no pueden esperar más tiempo sin aportar a la sociedad toda esa formación que han recibido. ¿Son solidarios los trabajadores fijos?

 


Texto | Chibus
Foto | San Boal por Diego Lozano [ Ratziel ]