San Juan de Sahagún

Hasta finales del siglo XXI, el mayor milagro de San Juan de Sahagún había sido el de la “Pacificación de los Bandos”. En cada Bando había participado la alta nobleza, la nobleza media, el estamento universitario, el eclesiástico, los criados y el pueblo de Salamanca. Cada ciudadano tomó partido, los “hunos” por la Parroquia de San Benito, los “hotros” por la de Santo Tomé, disputándose el Concejo para repartirse los bienes de la ciudad y la provincia. Las matanzas entre sus miembros hicieron intervenir a los Reyes Católicos. Estos monarcas encomendaron el proceso a Juan de Sahagún, logrando en 1476 reunir a algunos caballeros, no todos, en la Casa de la Concordia, hoy Calle San Pablo, haciendo inscribir en su puerta una famosa frase muy cristiana: “Ira odium generat. Concordia nutrit amoren”. La paz final llegó en 1493 repartiéndose equitativamente los principales cargos municipales por linajes. Seis siglos más tardes, nacieron otros Bandos, matándose de nuevo por el reparto de la riqueza. La segunda guerra se inició en 1936 y físicamente terminó en 1939, pero sus odios no se habían apagado durante el siglo XXI y por eso tuvo que reaparecer de nuevo el espíritu del Santo, haciendo grabar de nuevo en piedra, en el Palacio del Obispo, a la jerarquía eclesiástica, la clase política local, regional y nacional, los nobles y los plebeyos, la anterior frase cristiana, llegando por fin la ansiada Paz. Los jóvenes de finales del siglo XXI a este nuevo milagro lo llamaron el de “copiar y pegar”. ¿Milagro?