Foto de Clara Natoli

Parece que el tan ansiado Corte Inglés esta cada vez más cerca de convertirse en una realidad. El último paso ha sido el visto bueno por parte de la Junta de Castilla y León al proyecto y es probable que, las Navidades de 2007 ya tengamos un sitio más donde dejarnos lo poco de nuestro sueldo que se queda después de pagar la hipoteca.

Pero vamos a analizar lo que supone la apertura de un centro comercial de estas características, que, como todo, tendrá sus defensores y sus detractores.

Por parte de los consumidores podemos decir que estamos de enhorabuena y es que, aunque finalmente nunca lleguemos a comprar en el Corte Inglés, al ser un elemento más a competir, lo vamos a notar en nuestras carteras. Por parte de los propietarios de la zona, también van a ver cómo sus posesiones se revalorizan, tanto casas como locales comerciales, garajes y demás inmuebles.

En cuanto a la ciudad en si, no cabe duda que se van a generar unos cuantos puestos de trabajo y no solo directos, si no también indirectos por lo que supone una obra de esa magnitud, que se va a revitalizar una zona que había notado el retroceso que supone el cierre del cuartel y que atraerá a turistas fuera de las típicas rutas del centro pues, es de todos sabido, que el Corte Inglés supone casi un elemento más a visitar.

Pero ¿qué pasa con los pequeños comercios? ¿Cómo les va a repercutir la apertura de un centro comercial de estas características? Esta claro que a todos no les va a afectar por igual: supongo que los hosteleros de la zona se estarán frotando las manos ante lo que se avecina, la generación de más puestos de trabajo supone más gente a consumir, alimentos, viviendas, ocio… por lo que supongo que panaderos, fruteros, y demás tampoco harán ascos a este nuevo centro comercial.

El problema radica en los comercios a los que el Corte Inglés va a hacer competencia directa: textil, hogar, electrodomésticos, muebles…. ¿qué es lo que va a ocurrir con ellos? Pues yo espero sinceramente que no suceda nada, que se van a quedar como están, que la pérdida que se genere por los clientes que se vayan al nuevo centro comercial se va a ver compensada con nuevos clientes que, atraídos por el imán de El Corte Inglés, sigan comprando de forma inteligente y comparando precios y calidad de uno y otro sitio. Algunos dirán que el pequeño comercio no puede competir en precios, eso es totalmente cierto, pero el Corte Inglés no es precisamente barato, sus señas de identidad siempre han sido moda, calidad y trato personal y en esto si que puede competir el pequeño comercio, otra cosa es que quiera o no quiera hacerlo.

 


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