corrupcion
Helovira, pedagoga más reconocida en tierras germanas que en la piel de toro,  afirma que es normal todo lo que está pasando en España sobre la corrupción. Dice que la democracia española es aún muy joven y tenía que pasar este sarampión  ya que antes no se había vacunado. Afirma que en los países más avanzados democráticamente los que gobiernan son controlados por la oposición y los «pillos» por la policía y la  justicia.

Explica de forma sencilla varios  casos de corrupción que aparecieron hace más de veinte años pero  se destapan ahora. Con el reparto de poder entre partidos políticos, sindicatos y patronales,  todos tenían un cachito de tarta, ahora con la crisis, muchos se han quedado sin ella. Y quien no llora, no mama.

 Este gran reparto ha hecho que la oposición en sus respectivos ámbitos no estuviera realmente interesada en denunciar nada ya que todos se financiaban ilegalmente sobornando a los empresarios, los cuales no tenían más remedio que pagar un % de las concesiones administrativas o la ejecución de obras públicas. Y este % se trasladaba a los ciudadanos en forma de subida de impuestos. Todo muy fácil con ciudadanos dóciles

Otro ejemplo es el famoso  caso Zamora  en el que unos empresarios denunciaron los sobornos. Bien, aquellos que denunciaron no volvieron a tener obras ni concesiones. En este caso falló el “control” de la oposición que no supo denunciarla,  pero también  la «justicia», mareando el caso hasta que llegó  a manos de un juez que sentenció  aquello de «esto es cosa de políticos…no pasa nada», cuando la corrupción olía hasta Portugal. Otros recuerdan al Conde de Adanero que venía a comprar votos con muchísimo dinero-coplas del Conde de Adanero-.

En Italia a eso se le llamó la “tangentópolis” y los jueces de “manos limpias” sanearon aquel episodio de la política italiana de un «plumazo». Aquí los jueces que lo han intentado han acabado apartados de la misma.

En la corrupción total hemos fallado todos: la oposición, la justicia, los funcionarios, los de “arriba” y  los de “abajo”. Esta pedagoga  antes mencionada cree haber encontrado el motivo de esta pandemia  social. Dice que todo se debe al “principio de obediencia debida”, también llamada de “obediencia jerárquica”,  que si en la vida castrense tiene sentido, en la vida civil es la esencia de la corrupción.

Los españoles –incluidos los que no quieren serlo-, tras cuarenta años de poder “directo” nos acostumbramos simplemente a obedecer aunque viéramos a nuestro alrededor cada día corrupciones y corruptelas, mirando para otro lado,  y eso sí, todos presumimos de ser  muy legales.  El miedo a dar la cara es el germen del virus de la corrupción. Los «chivatos» estaban y están muy mal vistos en nuestro modelo social.

Y encontrado el bicho, la vacuna ya se está preparando y se suministrará  a través de un nuevo  Sistema Educativo que enseñe los verdaderos valores cívicos,  democráticos y solidarios. Crear ciudadanos libres sustituyendo a súbditos obedientes lleva su tiempo,  pero de eso vamos sobrados.