Attribution: Bundesarchiv, Bild 146-1970-051-17 / Grohs (Groß), Alfred / CC-BY-SA

Dicen que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra. Sería deseable repasar la historia para no volver a tropezar trágicamente una vez más. El magnicidio del Archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero al trono del Imperio austro-húngaro, fue asesinado el día 28 de Julio de 1914 en Sarajevo por el nacionalista serbobosnio Gavrilo Princip, marcando el inicio de la Primera Guerra Mundial. Alemania, gran perdedor de dicha guerra firmó el armisticio el once de Noviembre de 1918. A los ganadores, llamados la “Triple Entente”- Gran Bretaña, Francia e Italia, se les unió EEUU. El acuerdo de paz llamado “Tratado de Versalles” fue firmado en París el 28 de Junio de 1919.

En dichos acuerdos de paz, los países ganadores: Reino Unido, Francia, Italia y Estados Unidos, impusieron a Alemania condiciones draconianas –desarme de su ejército, desmembración y ocupación de su territorio, así como unas indemnizaciones económicas tan difíciles de cumplir, que sin lugar a duda fueron las responsables del inicio de la Segunda Guerra Mundial.

El Canciller alemán Philipp Scheidemann –socialdemócrata- prefirió dimitir antes que aceptar aquellas condiciones para su pueblo con tres palabras: son insoportables, inalcanzables e inaceptables”, si las firmo condenaría a los alemanes a la esclavitud.

El 22 de Junio de 1919 fue aceptado el tratado de paz por la delegación alemana bajo la amenaza de una nueva guerra y el día 23, el pueblo alemán, declaró “luto nacional”.

El economista inglés Maynard Keynes también predijo las consecuencias desastrosas que provocarían los acuerdos impuestos a los alemanes y escribió un libro titulado “las consecuencias económicas de la paz”, definiéndola como “paz cartaginesa”.

Estos acuerdos provocaron la destrucción de la sociedad alemana y ello fue aprovechado por los nacionalistas que imputaron internamente de todos los desastres a los judíos, los extranjeros, los socialistas, los comunistas y a todos los débiles, siendo el terreno abonado que encontró Hitler para ascender al poder en 1933, provocando los desastres conocidos.

Cien años más tardes, sin que haya habido ninguna guerra, una vez más una “troika”, siempre tres, han impuesto en la Unión Europea unas condiciones similares a los países del sur de Europa. Con un elevadísimo nivel de paro, los que manejan los fondos comunitarios –Alemania, Francia e Inglaterra-, conceden nuevos créditos a dichos países a cambio de que despidan a montones de empleados y funcionarios, destruyendo el “Estado del Bienestar”.

La sensación es que el gobierno alemán está trasladando un siglo después el Tratado de Versalles a países que han querido ser sus amigos, provocando una división social interna similar a la que permitió acceder al poder a los nazis. Sus consecuencias son fáciles de deducir.

Señores de la Troika, repasen la historia para no caer en los mismos errores, la Unión Europea necesita ajustes tipo “fuelle” en todos los países, cerrando consensuadamente aquellas actividades públicas o privadas sin futuro pero invirtiendo en aquellas otras que impidan que el paro siga disparándose. Ustedes serán los responsables de transformar el drama en tragedia.

El hambre de la clase baja y media griega es la imagen futura de todas las clases bajas y medias de los países que conforman la Unión Europea. Un 3% se está quedando lo que es del 97%.

“Ira odium generat, concordia nutrit amoren” -Paz de los Bandos. San Juan de Sahagún-

 


Texto | Chibus
Foto | Bundesarchiv, Bild 146-1970-051-17 / Grohs (Groß), Alfred / CC-BY-SA