mariososa_01, foto original de Mario Sosa

La banda del “Niño del Arrabal” había recogido el testigo de los famosos bandoleros que asolaban Andalucía a comienzos del siglo XX. Su zona de actuación tenía como eje la famosa Ruta de la Plata. Igual atracaban una gasolinera en Gijón que robaban a una anciana en Santiago de Compostela. Bajaban por la famosa Vía haciendo fechorías en lugares como Astorga y Benavente, después pasaban a Guarda, Bragança y Viseu. Descansaban unos días en la Sierra de Béjar y continuaban por Plasencia y Mérida. Pasaban de nuevo a Coímbra y volvían a robar en Zafra, Almendralejo y Monesterio. Dejaban Sevilla a un lado. Tenían pasión por el delito. Esta partida de rufianes había conseguido botín suficiente para viajar a Marruecos y desde allí hacer África. Pero les llegó el maleficio del día 31 y como homenaje a las muertes de El Pernales, del Niño del Arahal, El Reverte, El Pepino Chico o el Niño de la Gloria, también ese día, les llegó el infortunio. Estaban mirando el mar, gozando de la brisa en la playa los Bateles-Conil, cuando de repente se hizo el levante e hizo volar las sombrillas. Una de ellas que terminaba en punta de lanza fue a clavarse en la espalda del Jefe de la Banda. Al instante, encontró la muerte. Este 31 de Agosto de 2009 sería memorable, era la primera vez que unos grandes criminales no formaban parte de los hechos gloriosos de la Guardia Civil. Ojo a Eolo.

 


Texto | Chibus
Foto | Mario Sosa – Las Canteras, Gran Canaria