ventanas

Ayer sábado día 10 participé en la visita a la Salamanca insólita organizada por la asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio. Me sorprendió gratamente la cantidad de gente que acudió y me alegré de encontrarme con caras conocidas (la foto superior es un guiño a uno de ellos).

Los lugares visitados estaban dentro de dos colegios y también de la Facultad de Educación. En esta última no pudimos visitar los sótanos por el lamentable estado en el que se encontraba el acceso a los mismos y que desaconsejaron su visita. Esta adversidad sirvió para que desde la asociación organizadora de la visita hayan pensado dos cosas: solicitar por un lado a la administración correspondiente su limpieza y por otro la de organizar una próxima visita a diferentes «sótanos» salmantinos, esa Salamanca subterránea tan desconocida por la mayoría de nosotros.

Esta primera visita a la Salamanca insólita comenzó en el Colegio de las Siervas de San José, antiguo Hospital General cuyo origen data en la fundación en 1204 del Hospital de Santa Margarita y los mártires San Cosme y San Damian, donde se trasladaron las Siervas de San José en 1917. Pudimos disfrutar del patio interior construido en 1857 con las columnas y capiteles del convento de San Francisco el Grande. Las estatuas que adornan las esquinas del patio procedían de la iglesia de San Polo y representan a los patronos de los antiguos hospitales: San Juan Evangelista, San Sebastián, San Bernardino de Siena y una última figura de un rey con un pajecillo del que no se sabe nada. A parte de escuchar las explicaciones de Isabel Muñoz los amantes de la fotografía nos entretuvimos en fotografiar columnas, capiteles, balconadas, pozos, campanas e incluso a las palomas, esos bichos que están por toda la ciudad y que a alguien un día no se le ocurrió mejor idea que ponerla como símbolo de la paz (con lo bonito que habría quedado un humilde gorrión). Abandonamos el colegio después de una visita a la capilla y de una fallida visita pospuesta para mejor ocasión a otra de las dependencias (como estaba entretenido haciendo fotos me perdí la explicación de lo que nos habíamos perdido).

pintadas, foto de Darco TT

En la Plaza de San Román escuchamos las críticas de Isabel Muñoz a las administraciones competentes, las cuales suelen hacer gala de su incompetencia demasiadas veces. Bretón, Patio de Comedias y la propia Plaza de San Román, esta última destrozada con pintadas absurdas carentes del más mínimo sentido, tanto común como estético. Pintar con spray en las paredes de las ciudades puede ser discutible, pero hacerlo sobre la piedra de Villamayor en el patrimonio de Salamanca no tiene discusión ninguna.

Después nos trasladamos hasta el Colegio Calasanz, en el Paseo de Canalejas, para ver la iglesia del antiguo monasterio del Cister (Bernardas). Muchos salmantinos ignoran que dentro de este colegio se encuentre esta iglesia, así como el claustro del antiguo monasterio. La mañana que comenzó templada empezó a enfriarse y se agradeció entrar dentro de la iglesia (iglesia de estilo gótico con influencias renacentistas, obra de Rodrigo Gil de Hontañón). Después de interesantes explicaciones y muchas más fotos, fuera y dentro de la iglesia y también en el antiguo claustro, nos dirigimos a la última etapa de la visita.

el cruce, foto de Manuel H

Dentro de la Facultad de Educación de la Universidad de Salamanca se encuentra el antiguo Colegio de Huérfanos, en lo que muchos, ya con unos añitos, conocemos como «Casa de los Locos». Este Colegio de Huérfanos fue fundado en 1545 por D. Francisco Solís Quiñones y Montenegro (os podéis fijar en el nombre de la calle que existe entre la facultad de Educación y los edificios de viviendas) es obra de Alberto Mora, discípulo de Berruguete, construido en estilo renacentista. En interior contiene un claustro de dos galerías de cuarenta arcos (muchas fotos). D. Francisco Solís fue un médico de gran reputación que después de servir al emperador Carlos V se ordenó sacerdote y caballero de Santiago. Médico de cámara del Papa Paulo III, gobernador de Roma y obispo de Bañaria regreso a Salamanca después de la muerte del Papa y fundó el colegio de Húerfanos del que salieron muchos hombres notables. Los acogidos a este colegio tenían que cumplir obligatoriamente el mandato de su fundador: prohibido estudiar medicina y cubrirse la cabeza. Esta prohibición desapareció al cabo del tiempo sin que nunca se haya sabido cual fue el motivo por que el fundador del Colegio la impusiera.

La visita terminó con otra visita: visita a un bar cercano donde nos tomamos una cañita o un vinito acompañados por unos pinchos (algunos prefirieron un caldito para entrar en calor). Nos despedimos después de una interesante conversación con algunos miembros de la asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio que nos invitaron a asistir a una de sus reuniones que tienen lugar todos los lunes sobre las 20:15 en el Ateneo de Salamanca.

Foto de Manuel H

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Fotos | Darco TT | Manuel H


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