picaresca

Una de las noticias más llamativas de la prensa de hoy ha sido, sin duda, la detención de 5 guardias civiles acusados de cobro de dinero a conductores (portugueses en su mayoría) a cambio de no tramitar determinadas denuncias de tráfico. ¡Qué podemos decir ante esta situación! Pues, de momento, nada, por lo menos hasta que el juez investigue y juzgue la culpabilidad o inocencia de los implicados, lo único que sabemos a través de la prensa es que han sido puestos en libertad con cargos y con la obligación de comparecer en el juzgado cada 15 días.

Esta situación trae a mi memoria una gran novela de autoría anónima, exponente de un estilo literario denominado “La novela picaresca”. Sí, habéis acertado, estoy hablando de “El Lazarillo de Tormes”, aquel que nació en las aceñas de Tejares y se fue a recorrer mundo y sobrevivir con esa picaresca de “rapaz” que va aprendiendo con las tortas de la vida. Entonces, ¿por qué el autor ubicó a Lázaro en Tejares? ¿Porque era de la zona? ¿Porque ya nos viene de antiguo este espíritu picaresco? Independientemente de la respuesta a estas preguntas, si analizamos la situación actual de nuestra capital y de nuestra provincia, encontramos demasiados casos de picaresca: médicos que ejercen en el ámbito público y privado y desvían enfermos de un lado a otro a placer; propietarios que alquilan “bajo cuerda” sus pisos a estudiantes; mecánicos que te cobran una pieza de desguace a precio de pieza nueva; constructores que te piden un determinado porcentaje en “dinero B”… Que nadie se moleste por lo dicho anteriormente, hay muchos profesionales de los anteriormente mencionados totalmente honestos, diría que la mayoría, pero haberlos, haylos.

Entonces ¿alguno se ha sorprendido por la noticia? ¿alguno se sorprende de que la picaresca también se encuentre entre los cuerpos de seguridad del estado? Yo no, seguramente la gran mayoría de los beneméritos sean honrados, honestos, pero entre tantos, por estadística, algún pícaro puede haber, aunque en estos entornos la probabilidad pueda ser mínima y por eso, un hecho así, es noticia. Yo tengo una teoría muy peculiar de la condición humana: creo sinceramente que nadie que se haya hecho rico (exceptuando los premios de los juegos de azar) siendo totalmente honrado, sin ejercer la picaresca en algún momento de su vida. Por otra parte, la honradez, la bondad, la honestidad, no reporta beneficios materiales, tan solo beneficios morales, que en mi caso, solamente consiste en poder dormir tranquilo todas las noches. Tan solo es una teoría personal, pero quien sabe, quizá algún día, cuando se desvele completamente el genoma humano, alguien identifique cuál es el “gen pícaro”.


Foto: Irene Díaz