Foto Lola

Y vuelta la burra al trigo, los españoles nos empeñamos en hacer la casa sin tejado, y cuando llueve, nos mojamos. En 1978, las prisas, malas consejeras, hicieron cerrar en falso una Constitución, que a la primera crisis se nos antoja deficiente. Su confección, fue ir “cortando” y “pegando” Constituciones próximas, pero cada uno “arrimando el ascua a su sardina”. Uno de los puntos básicos habla de autonomía para acercar la Administración a los ciudadanos, pero cuando aún no se ha hecho la segunda descentralización -la de las Autonomía a los Ayuntamientos-, las primeras ya están pidiendo más dinero para atender a sus ciudadanos, porque no les llega. Al mismo tiempo, incrementan sus gastos y derogan impuestos, dejando a los Ayuntamientos con el “culo al aire” -estas administraciones se han visto forzadas a duplicarlos-.

Se propone una gran reforma de la Constitución, empezando por la solidaridad entre territorios y ciudadanos, siguiendo por el tema fiscal. Tres impuestos y solo tres: Por lo que gano, por lo que gasto y por lo que tengo. Que sean progresivos, y que un ciudadano español pague lo mismo en Cataluña que en Extremadura. Su reparto será igualitario entre los tres niveles de la Administración. Además, se creará un fondo especial para atender a las zonas más desfavorecidas. La duplicidad de tareas quiebra nuestro sistema económico.

 


Texto | Chibus
Foto | España en un café de Lola