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Porqué no se desenterraron los muertos en la Transición. Simplemente, en aquellos días había problemas de subsistencia y miedo. Eran días de cambio de una Dictadura de 40 años por una Democracia incierta. El Paro galopante superaba el 20%, la población activa era ridícula y la inflación superaba el 20%. Las Regiones periféricas pedían Autonomía frente a un Estado muy centralista. Los Grises tomaban la famosa Plaza Mayor de Salamanca y aún resonaban los desfiles de Franco con su Guardia Mora.

Franco era el Dios de Abajo y también el de Arriba y nos lo habían recordado cada tarde de domingo en el NODO. Franco no bajaba a la bodega a romper piernas, simplemente dictaba órdenes y estas se cumplían. El General tenía miedo a los infiernos, era muy católico. También es poco probable que tomara el té, esa costumbre era muy inglesa y a pesar de que los conservadores británicos le ayudaron a dar el Golpe, posteriormente los demonizó por no devolverle su Peñón de Gibraltar y además, eran democráticos. Parece que el Gallego tomaba chocolate con bizcochos en una mesa camilla del Palacio de un Obispo, mientras firmaba penas de muerte, aunque sea de muy cristianos hacer que los muertos descansen en paz.

Los muertos no hablan, sólo dan consejos a los vivos: cita grabada en los muros de una Iglesia Románica en esa la ciudad donde las piedras hablan, escuchan y se tornan doradas con la puesta de sol.

 


Foto | Darco TT