[photopress:darco_001.jpg,full,left]Corren tiempos convulsos en la prensa nacional y todo apunta a que ese calificativo de cuarto poder quizá se le queda demasiado grande, que hay otros poderes mucho más poderosos que la prensa para seguir a la separación de poderes propuesta por Mostequieu hace muchos años. El pasado sábado 21, dentro de los debates conmemorativos del 25 aniversario de los premios Príncipe de Asturias, los galardonados con el premio Príncipe de las letras, Claudio Magris y Gunter Grass (este además es Nóbel de literatura) apuntaban que la prensa actual solamente es parcialmente libre, debido a que hay grandes coacciones y prioridades económicas que limitan su libertad. La prueba de que están en lo cierto la hemos tenido hoy mismo con el anuncio de Juan Pedro Valentín y su baja (o cese, que viene a ser lo mismo) como director de informativos de Telecinco. La justificación, la pérdida de audiencia que ni siquiera el retraso en media hora del telediario de la noche logró frenar, sino más bien, agravar. La audiencia, en la televisión en abierto, supone dinero, pues es el baremo utilizado para determinar el coste de cada segundo de publicidad, con lo cual, parece fácil deducir que la salida del que ha sido director de informativos durante nada menos que 6 años se debe a un único motivo: económico.

Por otra parte, estamos atentos a la polémica suscitada con las licencias de frecuencia de la COPE en Cataluña, cómo se ha dotado de mayor poder al Consejo Audiovisual Catalán y los tiras y aflojas que han desembocado en una denuncia a nivel Europeo presentada por Luis Herrero y respaldada, entre otros, por Pedro J. Ramírez y 700.000 firmas de oyentes. Gracias a esta polémica, se ha dotado a este consejo, inicialmente de carácter informativo, con poder sancionador (hasta 300.000€) y con poder de suspender emisiones (algunos calificarían esto de censura).
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Además de todo esto, en una entrevista al publicista Agustín Elbaile (Vicepresidente Creativo de McCann World Group, responsable del “Pita Pita” de Coca Cola entre otros) declaraba que los publicistas manejan estudios que les permiten determinar qué música escucharemos o qué colores de ropa utilizaremos en 2007. Si pensamos que los medios “abiertos”, entendiendo como tales los que emiten sin coste alguno o con un coste simbólico como la prensa escrita, se sustentan gracias a la publicidad, si pensamos que esos medios son capaces de condicionar la política de los gobiernos, razón por la que se le ha dado el calificativo de “cuarto poder”, la conclusión apunta a un panorama desolador.

¿Qué conclusión se me ocurre deducir de todo esto? Pues se me ocurre pensar que este mundo libre y democrático denominado “primer mundo” no es más que un marco ficticio en el cual se nos educa desde que nacemos como futuros consumidores, se nos inculca desde pequeñitos la necesidad de consumir todo lo que tu nivel económico te permita y, cuando somos mayores, mediante la publicidad, simplemente se nos orienta hacia donde dirigir ese ansia consumista. ¿Prensa libre? ¿libertad de prensa?¿libertad de pensamiento? Bueno, siempre y cuando esas libertades no choquen con determinados intereses económicos. Imaginar una columna dedicada a advertir de los perjuicios del tabaco en cualquier diario. Imaginar en la misma página, el anuncio de parches, chicles o cualquier otro método de prescindir del tabaco. ¿Coincidencia? ¿Oportunidad? Más bien reunión: “te ofrezco nosecuanto más por este anuncio si va precedido de una columna contra el tabaco”.

Al final, la sensación es parecida a la que tuvo el protagonista de “El Show de Truman” o de “Dark City” cuando se enteraron de que todo lo que le rodeaba eran decorados, actores, puestos ahí para ver cómo reaccionaba. En este caso, el decorado es todo lo que nos rodea, los actores son los políticos, el guión a interpretar lo establece la prensa y los que mueven los hilos… dejo a cada uno que piense lo que quiera, pero estoy más que seguro que si Sadam Hussein hubiese gobernado el Sahara, seguiría en el poder.
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Fotos: 1 y 3 Darco/ 2 Clara