Foto de Nicolas Rolland

La sociedad humana más avanzada, llamada también occidental, tiene un nuevo complejo que lo hemos llamado “complejo Calimero”. Su nombre se debe al dibujo animado del mismo nombre, vaya por tanto nuestro homenaje a su creador. Hombres, mujeres y sus asociaciones, ya sean civiles, políticas o económicas han aprendido a llorar para conseguir lo que no son capaces de obtener por su arrojo, inteligencia o trabajo.

Si hablamos de política, tenemos el máximo exponente en los llamados nacionalismos. Un partido nacionalista siempre se apunta como propios los resultados positivos de su acción política y siempre arroja a otros territorios sus fallos. Jugando así convencen a sus conciudadanos para ser continuamente votados. Esto puede despistar incluso a aquellos partidos que no se definen como nacionalistas pero que en realidad se comportan como tal.

Si hablamos de colectivos, tenemos por ejemplo a jóvenes con excelentes posibilidades de encontrar un futuro halagüeño pero prefieren quedarse en el nido llorando, en lugar de luchar contra las adversidades para encontrar lo que anhelan.

En resumen, quien no llora no mama pero muchos prefieren llorar a trabajar. A corto plazo, los “calimeros” obtienen buenos resultados, pero al final, cuando la realidad se impone, se encuentran fuera del nido y desplumados. Debemos desterrar esta pandemia.

 


Foto | Nicolas Rolland