Halloween, noche de brujas, fin del verano, inicio de la estación oscura. Antigua tradición celta. Los irlandeses que huyeron de la gran hambruna de 1840 la llevaron a EEUU. Desde entonces se ha ido extendiendo por todo el Norte de América. La juventud se divierte con sus disfraces, saliendo de fiesta hasta altas horas de la madrugada. Los pequeños van de casa en casa con su “truco o trato”. Si les dan caramelos no maldicen a los moradores de esa vivienda.
Calimocho, mezcla de vino tinto con Cola. Parece que fue en las fiestas del viejo puerto de Algorta (Güecho) en 1972 cuando a los mozos apodados Kalimero y Motxo se les picó el vino de Rioja que iban a ofrecer a sus amigos. Para no perder tan preciado líquido se les ocurrió mezclarlo con Cola. Les añadieron muchos hielos y la mezcla resultó un éxito rotundo. De Vizcaya pasó a Navarra, Cantabria, Burgos y otras zonas limítrofes. De allí fue adquiriendo importancia y hoy en día el botellón más típico tiene como base el Kalimotxo o Calimocho.
Halloween pasó de Irlanda a EEUU y desde allí pasó a España a través de los profesores que enseñan inglés. El Calimocho ya lo han probado los estudiantes americanos que vienen a aprender español y cuando vuelven a su País hacen botellón con Calimocho. Si antes las relaciones entre EEUU y España eran simplemente oficiales, ahora, ya son populares.
