Foto de Darco TT

Como si de antiguos dioses se tratase, en el ámbito de nuestras vidas, surgen personas que se erigen líderes. Una vez conseguida su elección, se elevan por encima del resto y suben al Olimpo. Allí, instalados en tan magnífico lugar, quedan embelesados y prisioneros, olvidándose de los problemas terrenales. Seleccionar a los mejores debe ser nuestro oficio, y por ello, antes de darles apoyo, debemos hacernos preguntas como qué responsabilidades sociales tienen los líderes religiosos cuando en nombre de su institución almacenan grandes patrimonios sin darles valor. Qué responsabilidades tienen los líderes sindicales cuando ante la mala situación de las empresas sólo saben exigir más. Qué responsabilidades tienen los representantes de las patronales cuando obtienen grandes beneficios y no los dejan en su empresa para los tiempos malos. Qué responsabilidades tienen los líderes políticos o de opinión, cuando frente a un ataque terrorista piden la unión de todos y al instante se dedican al “cacareo infinito”, haciendo las veces de simples altavoces de los violentos. Si somos capaces de respondernos a estas preguntas, estaremos capacitados para elegir a los verdaderos capitanes que dirijan la nave a puerto seguro, evitando encumbrar a falsos dioses.