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Sinónimos de la usura son abuso, codicia, avaricia, rapiña. Su mejor definición podría ser un préstamo con condiciones “leoninas” a favor del prestamista: Intereses y comisiones muy altos, plazos de devolución muy cortos, entrega de capital inferior al pactado. Estas prácticas están prohibidas por ley, siendo famosa la Ley Azcárate de 1902 y menos conocida la del año 2000. El prestatario acepta el contrato por inexperiencia, situación angustiosa -pago de deudas inmediatas, juego, drogas- o disminución de facultades mentales.

Arusu es lo contrario de la usura en el sentido de que es el deudor quien abusa y puede ser el verdadero origen de esta gran crisis. En los últimos veinte años, se ha retribuido a los ahorradores con unos tipos de interés muy inferiores a la inflación “real”. Los gobernantes siempre estiman que si se bajan mucho los tipos de interés se favorece la inversión y con ella la creación de riqueza, pero también la especulación. Aún recordamos cómo al índice de inflación “legal” se fueron quitando aquellos elementos que estorbaban. La inflación “real” era muy superior a la “oficial”. Los ahorradores con voz silenciosa fueron declarándose en huelga y a la economía le llegó el turno de la temida falta de liquidez y con ella la crisis financiera a la que siguen la crisis de la economía “real” y por último la social. No se debe engañar a los ahorradores -¿arusu?-