no a todo el mundo le gusta el arte contemporáneo

Juan Andrés Milleiro, uno de los gallegos más conocidos de Salamanca, dice que nunca dejará de sorprenderse de las cosas que le pasan en nuestra ciudad. La última ha sido en el DA2, el Museo de Arte Contemporáneo de Salamanca. Podemos leer el relato completo de los hechos en el artículo Qué país, qué paisaje, qué paisanaje de su blog personal. Cuenta que mientras estaba en el hall del museo esperando el comienzo de la visita guiada entró un hombre de unos 60 años, con chándal, y que cuando en la recepción le entregaron el ticket de entrada al museo respondió: ¡No hace falta, que yo a lo que entro es al servicio!

Andrés piensa, tristemente, que este es el único uso del museo al que demasiada gente en Salamanca le encuentra sentido. ¿tendrá razón Andrés? ¿la Salamanca culta y la Salamanca ciudad de la cultura es una cosa y los salmantinos son otra? Me da pena decir que eso de «dime de que presumes y te diré de que careces» es algo que demasiadas veces puede aplicársenos. De todas formas, como dice «Albero» en los comentarios de dicho artículo: a lo mejor es que la cultura museística sólo provoca eso, ganas de ir al servicio.

En los comentarios en Flickr de la foto que ilustra este artículo, foto tomada a la salida del DA2, hablábamos de los museos de Arte Contemporáneo y del arte contemporáneo en si. Creo que a nadie se le oculta que la proliferación de museos de arte contemporáneo en toda ciudad que se precie tiene más que ver con una moda y con una búsqueda de medallas del político de turno que con una necesidad y una demanda real de arte contemporáneo.

Para mi la existencia del DA2 es fundamental, una ciudad como Salamanca tiene que tener un museo de arte contemporáneo y las exposiciones de este tipo que se celebran en este museo o en otras salas de la ciudad durante el año son necesarias y yo procuro no perdérmelas. Por tanto animo a todos los salmantinos, vistan con chandal, con corbata, con deportivas o con lo que sea, a que visiten frecuentemente el DA2 y el resto de salas de exposiciones de nuestra ciudad y no sólo para hacer uso de los baños (se podría hacer una guía de servicios públicos de las diferentes salas de exposiciones salmantinas como alternativa a los baños de bares y restaurantes). También les animaría a que aprendan a disfrutar de las obras que se exponen en estos lugares y a la vez a que lo hagan con espíritu crítico. Cuando piensen que a veces el continente pareciera tener más valor, artístico, que el contenido, lo expresen sin rubor y sin miedo. A mi me gusta el arte y por supuesto el arte contemporáneo y me trago todo pero confieso que más de una vez, como la niña de la foto (una de mis hijas), me han dado ganas de llorar al salir de alguna exposición.

 


Foto | Darco TT