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Cuentan que la Petenera era una gaditana alta, esbelta, de fino talle, ojos y pelo negro, cara de porcelana fina y que cantaba como los ángeles coplas populares compuestas por estrofas de cuatro versos octosílabos que hacían olvidar todas las penas.
Leer másNuestro amigo y compañero de paseos fotográficos, Miguel Ángel Cuesta Gómez, nos invita a todos a la proyección de fotografías de su viaje a la India el próximo miércoles 2 de Junio a las 6 de la tarde en el Centro cultural Luis Tristán de Villares de la Reina: India: Un país. Dos visiones
Leer másEn el cariz de tensión que navega por la fuerza interior de la mano se esculpe la escultura del ser. Es un instante, como una corchea exacta de diversos intérpretes y, por lo tanto, desconocida o cuanto menos hundida en la desigualdad más profunda.
Leer másCuenta un Charro, vinculado a la Chicago Bussines, que el otro día tuvo un extraño sueño. Los salmantinos se olvidaron de arreglar España y se dedicaron a trabajar por su tierra. La Patronal, los Sindicatos, el Ayuntamiento, los Partidos Políticos, las Entidades Financieras, las Compañías de Seguros, las Empresas de Energías Renovables, de informática, los Arquitectos, Aparejadores y algunos otros…
Leer másLa luz del mediodía no es buena para hacer fotos. Chilla, el blancor es intenso y rebota en los espejos de las cosas. Es una luz que cansa y llena, “atora”, que diría un lidiador.
Leer másAntón, Antón, Antón Perulero, cada cual, cada cual, que atienda a su juego y quien no atienda, paga una prenda… Este juego infantil, tan nuestro, tiene su pequeña intrahistoria que sirve de enlace a la resolución de nuestros problemas.
Leer másPublicado por Ángel Sánchez Corral | 12 May 2010 | Opinión
Cada vez que se reflexiona -perdón se charla- sobre el grave problema del déficit público, por un resorte automático todo el mundo piensa en los costes económicos de los salarios de los empleados que diariamente prestan servicios públicos a la ciudadanía.
Leer másEra una tía rara desde joven, encerrada en sí misma, pasaba de los relamidos efluvios de la corte. Y además no congeniaba nada con su padre, Fernando el Católico. Que dicen aquello de “tanto monta, monta tanto…” . De eso nada, ahí quien llevaba los pantalones era la Isabel.
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