The Commons - The Libray of Congress

La declaración ante el gran jurado planetario duró ininterrumpidamente veinticuatro horas. El más excelso catedrático profundo, de la más prestigiosa Universidad del lejano Oeste, había sido denunciado por afirmar que la falta de liquidez de los mercados se debía a la existencia de un vampiro chupón de enormes dimensiones. El fiscal exigía su demostración, de lo contrario viviría emparedado el resto de su vida. El intelectual se defendía describiendo todo tipo de detalles: la siniestra criatura que mantiene en vilo la humanidad no es pálida, ni flaca, ni tiene largas uñas, si no todo lo contrario. No destacan largos incisivos ni profana tumbas. Su aspecto es más parecido a un ladrillo caravista con dos enormes agujeros por los que cada noche absorbe cuanta liquidez se crea durante el día. El Pensador afirma que para acabar con el monstruo ha utilizado ajos, cebollas, limones, rosarios, agua bendita, crucifijos y todo tipo de artilugios recomendados en la extensa literatura abstracta. También ha utilizado a un joven virgen montando un caballo negro para cruzar el mercado, pero el caballo asustado se detuvo. Este detalle y la evidente falta de liquidez de los mercados es para él la demostración palpable de la existencia de un Vampiro XXL en forma de agujero negro. Cuando la ninfa Malebeco leyó esta historia, clavó una estaca en el corazón del bicho y el jugoso fluido brotó de nuevo. El profesor fue declarado “chalado” y le prohibieron ver más películas de vampiros.