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A nadie se le escapa que el patrón oro hace muchos años que hizo aguas por todos los costados. Actualmente las monedas más importantes, Euro, Dólar, Yen, Yuan y Rublo, tienen unos valores ficticios. Estados Unidos tiene un déficit comercial y presupuestario enorme y descontrolado, el valor de su moneda es exagerado. China tiene un superávit comercial impresionante generado por una moneda infravalorada. El Euro se está convirtiendo en la moneda mundial de reserva. Las últimas graves crisis del sureste asiático, de México, de Argentina o la actual de Occidente, unido a las actuales guerras por el petróleo, nos han llevado a la necesidad de crear urgentemente una única moneda mundial, por consenso. Con este nuevo valor, el sistema de mercado podría funcionar mejor, sería más transparente, pudiendo corregirse en poco tiempo los enormes desfases de nivel de vida entre países. Y como la necesidad es evidente y urgente, solo nos queda proponer ese nuevo valor de reserva, ¿valor de energía más valor de comunicación? La mayor revolución pacífica del siglo XXI tendría nombre de Salamanca y sería una tarjeta personal con soporte de una cuenta en cualquier Banco solvente del planeta. Este sistema sería mucho más trasparente, más barato y equilibraría la economía del planeta.