Foto de Darco TT

Me cuenta un charro que soñaba haber invitado a los Emperadores de Japón para que visitasen de nuevo la ciudad con motivo del VIII Centenario de su Universidad y ellos, que nos llevan en su imperial corazón, accedieron.

La Ciudad se engalanó para dar al evento la máxima trascendencia. En la Catedral se les ofreció un gran concierto de órgano, el mismo que fue rehabilitado por fondos del País del Sol Naciente. Todo el que quiso ir se apuntó en el Ayuntamiento y las entradas fueron sorteadas ante notario.

Quienes fueron afortunados pagaron un precio de diez euros, con la excepción de los emperadores que fueron invitados por el pueblo salmantino. La Reina de España, que también acudió acompañada por el magnífico director de orquesta Daniel Barenboin, pagó religiosamente su entrada como muestra de respeto por esta nueva tradición. Nuestros máximos representantes, también pagaron de su bolsillo. A partir de esa efeméride, las entradas de gorra como trato de favor fueron consideradas delito fiscal

El Sr Barenboin pasaba un mes en Salamanca ensayando con la Excelente Orquesta del Conservatorio Superior de Música de Castilla y León para preparar su gran concierto de San Juan en la Plaza Mayor. En esta ocasión las entradas fueron gratuitas hasta llenar el magnífico aforo y los espectadores que quisieron donaron voluntariamente un billete de cinco euros. La recaudación sirvió para financiar los conciertos exteriores de esta orquesta y la Joven de Salamanca. A partir de entonces la ciudad que sestea a orillas del Tormes fue denominada Viena la Chica y adquirió gran importancia musical.

Los emperadores descubrieron un nuevo Vítor como aquel que se puede leer en latín: “Akihitum et Michikum imperii laponici Serenissimus Príncipes Universitas Laeta Recepit”.

Y yo le dije al charro arreglamundos, esto más que un sueño es una buena propuesta para que Salamanca recupere su tono cultural, económico y social.

 


Texto | Chibus
Foto | Darco TT