Foto de Darco TT

Todos los idiomas nacen, se expanden y la duración depende de sus hablantes. Así, el español, según consenso generalizado, proviene de la unión de las lenguas de la Península Ibérica y del latín vulgar. A partir del siglo VIII creció en la mitad norte de la Península. Así, astures, leoneses, cántabros, castellanos, riojanos, vascuences, navarros, aragoneses, catalanes, celtas…lograron expandirla hasta que llegó Alfonso X el Sabio, que con su propia producción literaria y acción política la hizo oficial para todos los reinos cristianos de la Península. Posteriormente, Cristóbal Colón con su gran aventura la introdujo en el Continente Americano. Hoy es hablada por 450 millones de personas. Se utiliza en el espacio y en ciberespacio. Todas estas reflexiones nos vienen al pelo para afirmar que las lenguas no son propiedad de nadie, que su expansión tiene mucho que ver con la creación literaria, musical, los inventos, el comercio, aunque también con las guerras. El español futuro se puede adivinar como una lengua que defiende y promueve la diversidad cultural que da color a la vida. No en vano, nuestras palabras provienen de las lenguas de los indígenas de la Península Ibérica, del latín, griego, árabe, aztecas, mayas, quechuas, incas, araucanos…El futuro es nuestro si sabemos proteger y promover otras lenguas, sirviendo la nuestra como nexo de unión entre ellas.

 


Texto | Chibus
Foto | Darco TT