Sinfonia acuática, foto de Chema Concellon

El otro día hablábamos del vino, de su cultura, de su historia, de sus miserias, y de la polémica ley sobre el alcohol. Hoy le toca al agua, por que si alrededor del agua se ha montado una expo mundial en Zaragoza, aunque algunos la tachen de otra cosa, es que está clara su importancia. Pero como el otro día hablamos del vino (embotellado o en garrafón), hoy nos referiremos solo al agua embotellada.

Unos datos:

Aunque el 71% de la superficie total de la Tierra es agua el ser humano solo dispone de 1% para su consumo. Al año se consumen 146.000 millones de litros de agua envasada, de los cuales 6.450 lo son en España. El negocio del agua envasada movió en 2005 en nuesro país alrededor de 1.100 millones de euros y dio empleo a 4.500 personas. Somos el segundo país de Europa después de Italia en consumo de agua enbotellada con 143 litros de consumo per cápita.
El ministerio de Industria prevé nacionalizar las aguas minerales para integrarlas dentro del conjunto de recursos hidrológicos considerados como de dominio público. Esta nacionalización conllevará una concesión con una duración de 60 años sobre la explotación del recurso hidrológico con el pago de impuestos correspondientes a las compañías embotelladoras concesionarias. Las embotelladoras han avisado que estas medidas repercutirán directamente en los consumidores de este tipo de bebida que serán los que acaben pagando dichos impuestos en cada botella de agua.

Hasta aquí nada que pueda sorprendernos por mucho que lo ignorásemos. Pero como cuando uno no tiene nada que hacer, o demasiadas cosas y no se decide, me he puesto a pensar y he recordado que de pequeñito me enseñaron en el colegio que el agua era incolora, insípida e inodora. Mis maestros y maestras eran muy tajantes con esto y tal definición sobre el agua no admitía discusión. Alguna vez traté de decirles que el agua que bebía en mi casa en Salamanca sabía diferente a la que bebía en casa de mis familiares en otros puntos de España y que algunas aguas apestaban, pero supongo que eso era cosa de niños.

cultura y botellónCuando fui creciendo lo hice a la par que lo hacía el consumo de agua embotellada en nuestro país. Llegado a cierta edad, esa en la que salir por la noche y beber de todo menos agua era (y es) considerado algo normal, empecé a ver que algunos, tímidamente, pedían una botellita de agua que costaba lo mismo que una cerveza o una cocacola. Eso que comenzó siendo casi una rareza es hoy en día algo habitual, igual que lo es que haya decenas de aguas embotelladas que se publicitan hablándonos de sus diferentes sabores, todos exquisitos y llenos de matices.

Algunos expertos, por que en todo hay expertos, auguran que dentro de poco tiempo proliferarán los bares donde sólo se podrá beber agua. Lo que no sabemos es si estos bares colgarán a la puerta el cartelito de “se permite fumar”.

Si hasta ahora un restaurante que se precie tiene que tener una buena carta de vinos, por lo visto dentro de poco las cartas de aguas serán también un signo de distinción en los restaurantes que presuman de categoría. En lo que no se distinguirán unas cartas y otras, las de vinos y las de aguas, será seguramente en los precios.

¿Valbuena, Vega Sicilia, ….? Ningún vino puede llegar a compararse con las sensaciones que pueden conseguirse al paladear el contenido de una botellita de agua Cape Grim, cuyo líquido elemento ha sido obtenido durante las tormentas que caen sobre el Antártico.

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Fotos | Chema Concellón | Darco