Ayer soñé que la crisis iba a acabar con todo pero los alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca diseñaban un verdadero Parque Jurásico en uno de nuestros barrios jugando con las formas y colores de sus edificios. Y todo cambiaba. Los vecinos, sumando poco a poco algunos euros que aún tenían en el Banco y otros pidiendo pequeños créditos que podían pagar, se juntaron para constituir un fondo de inversión para rehabilitar todo el barrio. Incluso probaron nuevos negocios como una fotolera recubriendo sus tejados y fachadas con placas fotovoltaicas de Béjar, produciendo su propia energía y vendiendo la que les sobrara para recargar coches eléctricos. El sector de la construcción empezó a generar empleo con los parados del propio barrio, los comercios y bares se especializaron, los funcionarios del Ayuntamiento comprobaron casa por casa quién necesitaba ayuda de verdad y la solidaridad entre vecinos resolvió muchos problemas. Tal fue el éxito que el tema salió en el Telediario de la “1” y el barrio se llenó de turismo urbanita. A partir de ahí, cada barrio tiró de su propia imaginación y efectuó sus propios proyectos y Salamanca recuperó su típica alegría. El incremento del turismo favoreció el comercio, la hostelería y el consumo de productos locales. El paro bajó del 10%. Imaginación y solidaridad para salir de esta gran crisis.
