cervezaEste fin de semana de nuevo Barcelona y Salamanca, a pesar de sus diferencias, han vuelto a ir de la mano en las noticias. Esta vez no ha sido el archivo y sus papeles, ni el esperpento de sus políticos, ni la sede compartida del museo de Arquitectura y Urbanismo. Hemos dejado a un lado hechos diferenciales y papeles para salir juntos en las noticias. Por mucho que les pese a algunos nacionalistas puede que no seamos tan diferentes. He de decir que yo sigo en mi idea de que Salamanca y Barcelona debieran hermanarse, o formalizar su unión espiritual en matrimonio: …en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, tanto en la salud como en la enfermedad…

Algunos de nuestros jóvenes decidieron la noche del viernes al sábado dejar «la pley» aparcada y jugar un rato en otro mundo, tan virtual como aquel, pero donde los estragos si son reales, los propios y los ajenos. Esta vez no ha bastado solo con tirar a dar al poli, también al bombero o al sanitario si se tercia… ¿estará perdiendo los modales la juventud de hoy en día como piensan algunos?

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Recuerdo mi época de «litronas», de la que no me siento especialmente orgulloso pero de la que tampoco me arrepiento en absoluto. Fue una etapa de la vida como otra cualquiera. Aquellos tiempos de alcohólico de fin de semana llegaron a su fin a su debido tiempo, tal vez no debieran haber existido, me habría ahorrado decenas de resacas y ahora tendría unos cuantos de miles de neuronas más en mi cerebro, pero existieron. Puede que sea como el acné juvenil, inevitable y que se cura con el paso del tiempo, aunque a algunos les queden secuelas para toda la vida. Evidentemente creo que es mejor no tener granos, pero tal vez haya que pensar el porqué de que salgan esos granos antes de ponerse a reventarlos alegremente.

No me voy a poner a pensar en este momento en el trasfondo del botellón, en si la juventud actual es un desastre o en si no es tan diferente a las juventudes de otros tiempos. Es un debate nacional y todos hablaremos seguramente de ello largo y tendido, tanto los expertos académicos como los expertos de tertulia de café (o de copa).

Como se ha dicho desde el ayuntamiento, los actos de la madrugada del sábado no son representativos de la juventud salmantina, ni de la natural ni de la adoptada. Como tampoco lo es, añado yo, de los habituales al botellón. El ayuntamiento también ha dicho que los culpables no se van a ir de rositas, como suele ser lo habitual, y pedirá penas de cárcel para alguno de los detenidos. Al menos, pido yo, que les rasquen los bolsillos y paguen los gastos.

Estoy de resaca, pero de otro tipo. Ayer me dijeron que soy un adulto y que no es sólo que lo sienta de vez en cuando, es que es así. Yo ya no bebo habitualmente, y cuando lo hago es por placer, no por emborracharme. Y aprovechando la ocasión voy a mojarme, que luego me acusan de nadar entre dos aguas. Entre el derecho a la diversión y el derecho al descanso lo tengo claro, ahora y antes, es de sentido común. El derecho a divertirse es perfectamente compatible con no tocar las narices a los demás. Así que «si bebes, no me jodas»

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