¡Por qué no te callas!

El incidente diplomático entre el Rey de España y el presidente Chávez, más allá de la anécdota, la polémica o el cachondeo, ha reactivado el interés sobre lo que ocurre en Venezuela, sobre la evolución del régimen chavista desde 1999, año en que el militar llegó al poder tras vencer en las elecciones presidenciales de diciembre de 1998.

Chávez, quien ahora tanto se ofende con las actitudes golpistas de algunos, intentó asaltar el poder en 1992, con un golpe de Estado que fracasó y causó varios muertos (entre 14, según las cifras oficiales, y más de 50, según otras fuentes) pero que le catapultó a la fama y, debido a la tibieza de las leyes y de los políticos que lo indultaron, lanzó su carrera política. Desde entonces, desde su victoria en las urnas, puso en marcha la Asamblea Nacional Constituyente que elaboró una nueva constitución (aprobada en diciembre de 1999); fue reelegido en 2000 (de acuerdo con la nueva constitución); asumió poderes especiales gracias al Decreto Habilitante aprobado por el Congreso en 2001 (hasta 49 leyes dictó en su nueva función legislativa: entre otras, las que tenían que ver con la expropiación de tierras, la nacionalización de empresas o el petróleo); depuró la Administración y las Fuerzas Armadas; cambió el nombre y los símbolos del país y fue minando poco a poco los restos de la democracia liberal venezolana.

En abril de 2002 evitó ser derrocado por un golpe de Estado improvisado en su contra, en diciembre de ese mismo año superó la huelga general indefinida que paralizó el país y en 2004 sorteó el referéndum revocatorio que hubiera acabado con su mandato. Los firmantes para la celebración de ese referéndum, más de tres millones de venezolanos, fueron (y son) perseguidos desde entonces: un diputado chavista, Luis Tascón, publicó en Internet la lista completa, con nombres y direcciones completas; toda la oposición en una base de datos (¿alguien se imagina algo así en manos de Franco, por ejemplo?).

Desde entonces, tal y como amenazó Chávez, se intensificó la represión contra los opositores y la profundización en un nuevo modelo político inspirado por la Cuba castrista. En las elecciones de 2005 la oposición se lo puso en bandeja no presentándose a las elecciones parlamentarias (la abstención fue del 75%, pero el chavismo en la Cámara ocupó todos los escaños). En 2006 Chávez volvió a imponerse en las presidenciales y el próximo 2 de diciembre someterá a referéndum su particular reforma constitucional, que le permitirá renovar su mandato y avanzar hacia su modelo neocastrista.

No faltará quien me diga, siempre es el mismo argumento, que al fin y al cabo todo eso lo han decidido los venezolanos, que son decisiones democráticas porque han sido votadas en elecciones y referendos. Chávez fue elegido democráticamente en 1998, sin duda, pero la democracia es algo más que una forma de elección. No todo lo que se vota es democrático. Hitler, a veces hay que recordarlo, llegó al poder y desmanteló la República de Weimar a través de procesos electorales y reformas constitucionales. La democracia es también el respeto a los derechos y libertades fundamentales, la división de poderes y las garantías del Estado de Derecho. En Venezuela cada vez quedan menos derechos, la división de poderes no existe y cada vez se socavan un poco más los restos de la democracia liberal y representativa que fue. Democracia sí, pero popular, como en Cuba o en la Unión Soviética.

En la foto pueden verse unos pasquines diseñados para celebrar el séptimo aniversario de la llegada de Chávez al poder (en febrero de 2006), como parte de la campaña permanente de culto al líder y en un momento preelectoral. Está tomada en la Plaza de Bolívar, en el centro de Caracas.

 


Foto | Jesús de Andrés