Foto de Darco TT

Cuentan que la Petenera era una gaditana alta, esbelta, de fino talle, ojos y pelo negro, cara de porcelana fina y que cantaba como los ángeles coplas populares compuestas por estrofas de cuatro versos octosílabos que hacían olvidar todas las penas. Su fama llegó a ser tan alta en España que cuando alguien quería desviar la atención o disimular una falta de razón, lo primero que hacía era recordar a la moza y salir por peteneras. Esta pequeña historia nos viene al pelo para contar lo que sucede en Castilla y León cuando desde Pucela se tacha de desleales a los habitantes de Treviño por querer unirse a Álava, o a los de Agallas por querer cambiarse a Extremadura, o a abulenses y segovianos por desear unir sus Cajas de Ahorros a la de Madrid. Esta “sinrazón” tiene algún denominador común que no conviene olvidar: Se trata de ciudadanos ubicados en territorios periféricos que se sienten mal atendidos y prefieren buscar su futuro lejos del desamparo de nuestra Autonomía. Creo que todo es legítimo y, cuidado, no se trata de un cacique local que solo busca el beneficio propio. Sus decisiones son tomadas democráticamente. Desviar la atención o salirse por la tangente puede agravar aún más los problemas de fondo: Burgos y Valladolid han sido excesivamente mimadas en detrimento del resto. En esta ocasión hay una evidente salida por peteneras, pero no se sabe de quien.

 


Texto | Chibus
Foto | Darco TT