La pálida hamburguesa estaba deseando que terminara el duro invierno para cargarse de energía solar cuando su profesor de español le estaba enseñando expresiones populares. Si quiere mostrar indiferencia, puede decir: “me importa un bledo” o “me importa un pimiento”. Ella, que sabía lo que era un pimiento, buscó en un diccionario: bledo, hortaliza desabrida, blanca o roja. Como no entendía el castellano castizo, volvió a la carga y el maestro le comentó que su significado es parecido a “me importa tres pepinos”. Y volvió al diccionario: pepino, planta de la familia de las cucurbitáceas, como el melón o la calabaza, originario de la india, llegó a la culta Europa a través Egipto, Grecia y Roma. Tiene propiedades alimentarias, fundamental para hacer un gazpacho y también cosméticas, rejuveneciendo la piel, por eso las artistas de Hollywood duermen con un trocito de pepinillo en cada ojo. Entonces lo comprendió todo; como un bledo vale lo mismo que tres pepinos y estos están muy caros, procedió a su difamación, haciendo bajar sus precios y ahorrando para el próximo veraneo. Y colorín, colorado, la guerra del pepino, ha terminado, o no.
Texto | Chibus
Foto | Erich Ferdinand (licencia CC BY 2.0)