Foto de Darco TT

No los busquéis en la selva. Andan cerca y por aquí, saltando en un descuido a la menor. Los Yanohayforma son unos señores aburridos, que en su lamentable quehacer derrotista, acaban siempre entendiendo, que no es la empresa oportuna, que no es el momento adecuado, que no es la ocasión certera, que no es el lugar propicio.

Al otro lado del río, habitan discretos Quiénsabe, dispuestos a intentarlo por si acaso. No niegan que sea difícil, pero suelen entender que es ponerse. Ponerse todos a una. Una “una” que es de todos, y nadie tiene que sobrar.

Para los Yanohayforma todo son inconvenientes, y les da mucho miedo “lo distinto”. Con ombliguismo, fijación y ceguera, no paran de acaparar. Guardan en la despensa –por si se acaba- incomprensión en tarros de litro, xenofobia en fiambreras bien grandes, y cerrazón en inmensas tinajas. Esconden también en su alacena, fanatismo de varias salsas, y rodajas de integrismo a borbotones.

Los Quiénsabe –por carta- se lo han escrito muchas veces: “Estimados Yanohayforma, no os esforcéis en almacenar tanta sectaria podredumbre: acaba siempre caducando… y os va a sentar mal tanto empacho”. El mensaje, siempre, había servido para poco.

Los Yanohayforma son propietarios de todos los jamás, los imposible y los tampoco. Poseen unas inmensas tierras de la negación, y no suelen saciar su anhelo. En su afán colonialista, quisieron ampliar sus dominios: un día, sí, asaltaron el campamento de los Quiénsabe. Secuestraron sus quizá, pisaron sus yaveremos, y calcinaron sin miramiento sus talvez. Aunque pudo ser de otra manera, fue así como ocurrió: arrasaron las praderas de la posibilidad, esquilmaron los valles del abrazo, y agostaron los viñedos del encuentro.

Los Yanohayforma se creyeron victoriosos, y celebraron bravucones su “triunfo”. Hollaron todo sin excepción, pero cometieron un ligero desliz: se olvidaron de mirar en el granero. El hórreo escondía un fardel. Un pequeño e insignificante fardel, repleto tan sólo de semillas: semillas de nuncaestarde, semillas de aúnesposible, semillas de puedeser.

Óscar Sánchez Alonso