Halloween ya está aquí y ha venido para quedarse. Eso si, solo de año en año. La tradición de esta “All Hallow’s Eve” ya no es sólo una disculpa como otra cualquiera para celebrar fiestas en las noches de bares y garitos, que igual que vienen se van. Halloween se ha estado implantando en la mente de nuestros pequeños, que ya desde el colegio y año tras año lo celebran como quien celebra la Navidad o el Lunes de Aguas.

Algunos entusiastas al ser preguntados por la idoneidad de que una fiesta como esta, en principio quizá tan extraña a nuestras tradiciones, nos cuenta poniéndose muy serios que en realidad esta es una tradición de origen celta, como si se avergonzaran de que esta tradición se haya importado a nuestro país desde Estados Unidos y no desde ningún otro sitio. Somos muy dados al antiamericanismo, activo o al pasivo, incluso mientras comemos hamburguesas con cocacola en un gran centro comercial a donde, ya por tradición, acudimos a pasar nuestros ratos de ocio.

Halloween es Halloween, una americanada para algunos que puede que ya se haya convertido en una españolada más. Justificarse de esas maneras es como si dijéramos que hemos cambiado a los Reyes Magos por Papá Noel porque nos avergonzase que nos tomaran por monárquicos.

Lo único que pido, si fuera posible, a estas alturas en que parece inevitable no encontrarse en estas fechas con Halloween es que me españolicen un poquito el nombre. Lo de la H podría sobrellevarlo, como en castellano es muda por que suene un poquito no pasaría nada, pero la Ldoble, la Vdoble y sobre todo la Edoble son otra cosa. Pero seguramente me darán calabazas.


Foto: Miguel Darco TT
Artículo publicado originalmente el 31/10/2006