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Santo Tomás de Aquino (siglo XIII) definió como pecados capitales aquellos que daban origen a otros muchos pecados. San Gregorio Magno (siglo XIV) destacó siete: Lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia. Dante Alighieri supo destacarlos en su principal obra: La Divina Comedia. La Literatura, la pintura y el teatro lograron incorporarlos a los genes del cristianismo. Otras culturas y religiones también incluyen estos vicios humanos con ánimo de crear su antídoto-moral y conciencia cristianos- contra esos males que tanto daño hacen a las relaciones entre personas y pueblos, provocando guerras y devastaciones.

Actualmente la avaricia destaca sobre los demás. De este pecado nacen otros como la deslealtad, la traición, el soborno, el robo, la simonía -vender lo espiritual a cambio de bienes materiales-. Toda la humanidad corre el riesgo de que unos cuantos insaciables provoquen la llegada de los cuatro Jinetes de la Apocalipsis, pintados magníficamente por el ruso Viktor Vasnetsov: Un caballo blanco para la falsa paz, seguido de otro bermejo para la guerra, posteriormente el negro del hambre y como último, el pálido de la muerte. Si a este cuadro le añadimos la pieza musical “The Four Horsemen” de la Banda Metallica se nos pondrían los pelos de punta. Pero no preocuparse, un cordero blanco -la solidaridad- vendrá a salvarnos.

 


Texto | Chibus
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