(El valor del Arte: Ponencia censurada por la Directiva Amigos del Museo de la Casa Lis por contener posibles connotaciones políticas… ustedes dirán)
El cuadro “la Primavera” pintado por el francés Manet en 1881 fue subastado y vendido el pasado mes de Noviembre en Nueva York por 65,13 millones de dólares. La casa de subastas lo había valorado previamente entre 25 y 30 millones de dólares.
Estas “mareantes” cifras nos indican que el arte tiene un valor económico de difícil comprensión por quienes están en paro o no tienen rentas pero a su alrededor se genera riqueza para todos.
Como ejemplo de valor del arte y la innovación artística vamos a realizar la comparación entre el “pirulín”, la “piruleta” y el “Chupa-Chups”, productos muy conocidos por todos nosotros.
Parece que los caramelos con palo provienen de la Edad Media, no obstante, en EEUU quisieron patentar la “piruleta” pero no lo consiguieron por ser un «genérico»
Muchos recordamos ahora la excelente calidad del “pirulín” envuelto en oblea y hecho en Salamanca. La Confitería la Madrileña en la Plaza Mayor los vendía a “cientos”.
Pero en este partido económico entre tres caramelos nacionales con palo, el ganador absoluto es sin duda el Chupa-Chups y vamos a demostrarlo con hechos contrastados.
Parece que corría el año 1958 cuando el barcelonés Enric Bernat Fontlladonosa (1923/2003), que había sido enviado por el empresario Domingo Massanes -también catalán- a Villamayor (Asturias) para hacerse cargo de la empresa La Granja, tuvo la idea -ahora lo llamaríamos “innovación”- de hacer un caramelo redondo con palo. Se le ocurrió al ver a los niños jugando al “gua”, coger la bola de barro, dejar el caramelo en el suelo, chuparlo y volver a dejarlo en el suelo. Su modificación les permitía seguir jugando sin tener que dejar el dulce en la tierra -ahora sus madres se pondrían en el “disparador”-
Y en una “tormenta de ideas”, al invento lo denominaron “Chups” en una final muy reñida con su oponente llamado “gol” -les parecía que era un balón entrando en la boca a modo de portería de fútbol-, y pidieron a Salvador Dalí –pintor que revolucionó el arte doblando relojes en tiempos de la teoría de la relatividad- que elaborara un logotipo que algunos afirman es un manojo de ocho caramelos redondos vistos desde arriba, para ello tardó 60 minutos y cobró un montón de pesetas. El precio del caramelo fue durante mucho tiempo una peseta, cifra muy alta respecto de sus contrincantes que se vendían por la mitad.
Y como el marketing –los castellanos necesitamos urgentemente una Facultad de Marketing- unifica invento, innovación, fabricación, diseño y comercialización global, le hicieron un anuncio que decía: ¡¡¡“Chupa Chups”!!!, desde entonces es comercializado en 108 países, se fabrican cada día nada más y nada menos que 12 millones de unidades con el nombre registrado de «Chupa-Chups»-ahora diríamos caramelo de autor- e incluso ha sido objeto de examen en Selectividad para entrar en una universidad canaria
El éxito del marketing hizo posible que viéramos a grandes personajes públicos chupándolo. En nuestra retina aún podemos ver al gran jugador de fútbol Johan Cruyff -para evitar fumar cigarrillos en partidos de “alto riesgo”- o al actor Telly Savalas en el Teniente Kojak, aquella serie televisiva que arrasó en Televisión.
Y dejamos para el final el valor de 400 millones de euros que fue el precio –según la prensa económica- que tuvo que pagar la empresa italiana Perfetti Van Melle a los socios de Chupa-Chups, valor de “marca”, ya que en esos momentos las pérdidas de explotación la hacían inviable. En resumen: Ganador nato Chupa-Chups, puro arte y pura economía.
No se olviden visitar los museos para inspirarse. ¿La Casa Lis y el Museo de Automoción centros de diseño industrial y comercial financiados con el 1% de las Subvenciones al sector automovilístico?
Texto | Chibus
Foto | Chupa chups por MatHellum bajo licencia CC BY-NC-ND 2.0