Juan Carlos I

Tenía pendiente hablar del Rey de España, de su amigo el rey de Arabia Saudí y del Toisón de Oro, pero un día por otro lo he ido dejando pasar. Hoy visitando al amigo Andrés recordé que ya era hora de decir algo, aunque fuera de forma breve y usando las palabras de otros:

El rey de Arabia Saudí se vuelve a su país con un Toisón de Oro en el equipaje. La orden dinástica más prestigiosa que se concede en España viaja camino de una de las mayores factorías de la pena de muerte en el mundo. El paraíso de los verdugos. El lugar donde los ejecutores presumen de su habilidad con la espada. Pueden seccionar la cabeza del cuerpo de un solo tajo. No hay inyección letal que pueda mejorar esa eficacia.

Podéis leer el artículo completo y también otros muchos que podréis encontrar por ahí. A nuestros «mandatarios», dinásticos y no dinásticos, se les va la fuerza por la boca presumiendo de muchas cosas y a la hora de la verdad ya se sabe. Hoy me ceñiré en estas cuestiones a nuestro monarca, que es el «Gran Maestre del Toisón» y que poco después de habérselo entregado a Adolfo Suarez no tiene mejor ocurrencia que entregárselo a su poco democrático amigo Abdullah.

No soy un creyente de lo que yo llamo «religión republicana española» (…) pero de monárquico no tengo absolutamente nada de nada, ni tampoco de «juancarlista» como muchos españoles. Lo que cada vez tengo más claro es que nuestro rey parece empeñado en querer dejar de serlo: Su hermano el rey de Marruecos, el rey de Arabia Saudí, sus coleguitas de cacería y yate, etc ….

Es lo que tiene la monarquía en España. Si no tiene enemigos, se los crea.
 

Foto | Recreación de Darco sobre una imagen original de א (Aleph)