El Capital, de Costa-Gavras

Si el cinco de Diciembre español es pre-constitucional desde hace 34 años, el del 2012 aún lo ha sido más. Las luces de Navidad parecían congeladas. Las primeras cenas de funcionarios se debatían entre los que no querían perder su tradición y los que hacían huelga de consumo. La noche fresca y el aire limpio permitieron ver un cielo estrellado de luna gigante. Buen día para ir al cine. Como voy de guindas a brevas y no quería perderme la película, saqué la entrada una hora antes y como no están numeradas le pregunté a la taquillera si se preveía lleno; ella me contestó cortésmente que era el primero y que no tendría problemas. Efectivamente, fuimos siete espectadores, que por 6,70 euros dieron unos ingresos de 46,90-IVA incluido-. El gasto total del personal, instalaciones y financiación pudieron ser 135. En resumen, pérdidas. La película “El Capital” me dejó el corazón “encogío” pero rearmó mi conciencia. Fondos sin rostro jugando al Monopoly muestran públicamente su sensibilidad social ejecutando despidos masivos o haciendo quebrar empresas. Fuera del cine, la realidad supera la ficción y empiezo a cantar: Pachín, Pachín, Pachín…

 


Texto | Chibus