El charco, Lanpernas 01Leo, con cierto retraso, la columna de Braulio Llamero en la edición del Tribuna de Salamanca del pasado jueves 26 titulada «Mi decálogo». En ella el Sr. LLamero nos dice que le ha decepcionado el decálogo del PSOE contra la corrupción urbanística y nos confiesa que tal vez lo que le ha pasado es que no ha entendido nada de sus «preceptos». No he leído ese decálogo (podéis buscarlo en google) pero si he visto el anuncio a página completa en algún periódico local del PSOE denunciando una posible corrupción urbanística en nuestra ciudad. Ya sabemos que es más fácil ver la paja en ojo ajeno que la viga en el propio. En este caso parece que por un lado la paja en el ojo del PP es algo, o bastante más, que una simple paja y que por otro en Salamanca no tengo constancia de que el PSOE tenga ya no vigas, ni siquiera pajas (aunque no pondría la mano en el fuego por nadie), pero a nivel nacional es otra cosa. En las últimas semanas no hay día que no salga un nuevo caso de posible corrupción urbanística en los rincones más variopintos de nuestra geografía nacional, hoy de unos, mañana de los otros, por lo que me parece que en materia urbanística el PSOE y el PP no pueden dar clases magistrales a nadie en estos asuntos.
Ante esta situación Braulio Llamero nos propone en su artículo del jueves su propio decálogo, diez mandamientos fáciles de entender por todos. Iba a escribir aquí los diez mandamientos completos pero creo que esperaremos a que Braulio los publique en su blog El Peatón y mientras tanto dejo alguno aquí para ir haciendo boca:

  • Primer mandamiento: Amarás la honradez sobre todas las cosas y si la palabra no te suena te abstendrás de presentarte a unas elecciones o de trabajar en nombre del interés general.
  • Sexto mandamiento: No cometerás actos impuros, como recalificar según intereses o transformar en suelo urbano cualquier rincón rústico, que es todo lo que nos queda del Edén.
  • Octavo mandamiento: No dirás que lo que te enriquece es por nuestro bien o que el estratosférico precio de la vivienda obedece a la escasez de suelo urbano: la mentira, recuerda, es pecado mortal y para los laicos, delito de lesa democracia.
  • Noveno mandamiento: No consentirás pensamientos ni deseos impuros, cual soñarte en descapotable y con apartamento en la playa, mediante la nimiedad previa de echar una firmita para que todo el campo sea orégano (o sea, urbanizable).

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Mi decálogo, en el blog El Peatón