Cénzalo, pesadilla de verano

Este díptero no es el inofensivo y simpático mosquito trompetero que sale cada día a libar el néctar de las flores. Este violero infatigable es como hilo de coser, astifino, negro zaíno, zumbón por naturaleza. Este cínife está batiendo la marca que el Barón Rojo mantenía desde la Primera Guerra Mundial con su triplano Fokker DR-1, superando con creces los cien derribos en combate. Cada noche, cuando los pacíficos ciudadanos de Helmos empiezan a conciliar su sueño, a eso de la medianoche, después de un largo y duro día de trabajo, el bellaco sale de su ilocalizada guarida y comienza la pesadilla. Emite un especial ruido que se cuela en el cerebro y despierta al dormido. En la oscuridad de la noche, éste da manotazos al aire con ánimo de atraparlo, pero el malvado insecto vuelve a la carga una y otra vez. La víctima se esconde bajo la sábana intentando salvar la temida picadura y posterior hinchazón. Esta maléfica actuación provoca un indeseado insomnio. Una vez conseguido el propósito, la víctima acaba extenuada y cae como un tronco. En ese preciso instante, el mosquito se ensaña hasta la saciedad, pica con paciencia, chupa la sangre y al día siguiente queda el cuerpo maltrecho, no logrando encontrar el ungüento que calme la rabia de la impotencia. De esta bestia inhumana se sabe que nunca estuvo en política… aunque…

 


Texto | Chibus
Foto | Darco TT