garbanzos

Un charro gachupín afirma que el viernes no pudo pegar ojo por ruidos en la cocina. Allí, su mujer había dejado los garbanzos para ablandarlos y preparar al día siguiente un cocido castellano anticrisis. Si antes el cocido era diario, ahora lo era para el sábado, día de siesta y “relax”. Aunque resulte increíble, unos fuertes ruidos lo despertaron. Con temor se levantó a media noche y abrió la puerta de la cocina, allí vio como los garbanzos mantenían una ruidosa discusión. Si un garbanzo “fardón” decía con la voz subida de tono que la cuarta reforma financiera no sería la última, otro garbanzo “puchero” le replicaba que esto se tenía que haber cortado mucho antes. Antes de que pudiera terminar su breve discurso, el garbanzo “alcazaba” echaba la culpa de todo al Banco de España, y sin haber terminado la última “a”, el garbanzo “bujeo” decía que todo venía del “ladrillo”. Le siguió el garbanzo “blanco” elevando la discusión a modo de grito de Munch y afirmando que todo cocido tiene su garbanzo negro. El “pedrosillano” no pudo estar callado: ya se sabe, el buen garbanzo y el buen ladrón, de Fuentesaúco son. Este último estalló en cólera pero no pudo continuar ya que el charro se acercó con una gran cuchara de madera, meneó la cazuela y todos hicieron “chitón”. El gachupín se dijo asimismo: qué sabrán estos cicer arietinum si todo viene del carrete y es que al capital y al tiempo se le añadió el rédito y este nunca supieron manejarlo. ¿Creíble o increíble?

Nota: encontrado el virus infectado, la medicina se puede encontrar hoy mismo en cualquier farmacia de guardia…


Texto y foto | Chibus