Foto Darco TT

Antón, Antón, Antón Perulero, cada cual, cada cual, que atienda a su juego y quien no atienda, paga una prenda… Este juego infantil, tan nuestro, tiene su pequeña intrahistoria que sirve de enlace a la resolución de nuestros problemas. En el Siglo XVI, Antón se fue al Perú como oficial del Santo Oficio y volvió a España muy rico. Las malas lenguas decían que recibió mucha plata de Potosí como trato de favor de aquellas personas denunciadas ante la Inquisición. Y entre el juego y la historia, podríamos encontrar solución a la salida de la crisis. Los más observadores hemos visto jugar al corro a la Patronal y los Sindicatos sin llegar a ningún acuerdo durante demasiado tiempo. También hemos visto cantar Antón Perulero a los dirigentes Nacionales, Regionales y Provinciales de los distintos Partidos Políticos sin atender al juego. Lo malo de todo es que no atienden y no pagan prenda. A partir de este momento, cada español deberá estar muy atento al juego para dar la confianza a aquellos dirigentes que se lo merezcan por sus planteamientos, por sus acuerdos y por sus decisiones arriesgadas. Dejar transcurrir el tiempo, no tomar decisiones y por tanto no asumir riesgos, no encontrar acuerdos, debería ser suficiente para hacerles pagar la prenda que más añoran: Nuestro voto. Antón, Antón, Antón Perulero, cada cual, cada cual, que atienda a su juego…

 


Texto | Chibus

Foto | Darco TT