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El eterno moroso de la 13 Rue del Percebe amenazó con cambiar su hipoteca a otra Entidad. El celoso y violento maltratador amenazó a su pareja con dejarla para siempre. Al Gallo Morón le salieron plumas, aunque seguía cacareando. El sol brillaría. La temperatura se mantendría muy agradable. Varias páginas estaban ocupadas por una exclusiva marca comercial. El marido leía esto en la prensa cuando su esposa insistía en salir a pasear. Él se hacía el remolón. La radio repetía que estaba abierto todo el día. La Tele, anunciaba mil maravillas. Con el ya voy, ya voy, dieron las ocho. Se acicalaron y salieron. Los autobuses indicaban que había que ir allí. El Ayuntamiento estaba feliz, había cumplido su promesa. Con voz melosa, él le indicó que sería preferible dar un rodeo por las amplias avenidas que misteriosamente habían cambiado de nombre. Irían siguiendo la nueva dirección del tráfico por si tenían que utilizar el coche. La esposa, atraída por la fuerza de coriolis fue absorbida a la primera. Él, amante del diseño urbanístico dio un par de vueltas alrededor del edificio. La Ciudad se había transformado. Qué bonito por este lado. Por el otro demasiada piedra de Villamayor. En aquel otro, exceso de granito, falta verde, falta agua, puede dar “dentera”… y sin dejar de pasear, dieron las diez. Cuando iba a entrar, el de seguridad echó la “tranca”. El fiel marido, sorteó el “agujero negro” que ya había tragado a su mujer y a muchos de sus vecinos. Antes o después caería en él, pero hoy, pudo esquivarlo; por eso, cuando llegó la hora de dormir, su sonrisa le delataba, las pequeñas cosas de la vida le volvían a producir satisfacción, y soñó en francés: le 23 Septembre, je proclame le jour de le bonheur universelle pour tout le monde.