Mes: febrero 2012

¿Pero, quién nos está representando?

Los partidos mayoritarios en el Congreso de los Diputados (PP-UPN y PSOE), junto a su entrañable aliado en el desmán Convergència i Unió, han vuelto a desestimar una propuesta de los partidos minoritarios, encabezada por UPyD, para disminuir los desaforados privilegios de que gozan los ex presidentes del Gobierno. No es la primera vez ni, como todo parece indicar, será la última.

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Zombis

Nos dice la Real Academia Española de la Lengua que zombi significa persona supuestamente muerta que ha sido reanimada por arte de brujería con el fin de dominar su voluntad; también con el significado de atontado que se comporta como un autómata. A su vez nos recomienda que el plural sea “zombis” para desmarcarnos del inglés “zombie-zombies”. Esta palabra de origen africano ha servido para enriquecer aún más nuestro idioma

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Esperando a Rajoy

Como sucedía en la aburridísima obra de Samuel Beckett, los españoles continuamos “Esperando a Rajoy“. Resulta inexplicable (¿absurdo?) que las primeras medidas del nuevo gobierno de España no hayan consistido en decisiones relacionadas con una profunda reforma laboral. Al igual que sucede en el «teatro del absurdo» hay una incongruencia fatal entre lo que se dice y lo que sucede, entre la acción y el sentido común. Los ciudadanos en su conjunto, los más de 5 millones de parados, los mercados internacionales e, incluso, el propio gobierno están de acuerdo en su necesidad, pero el paso no se da, ni siquiera “en grado de tentativa”.

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El perdigón Rubalcaba

Desde una galería imaginaria, sustentada en las poderosas columnas del «no me va nada en ello», los acontecimientos que alborotan el PSOE desde hace unos cuantos meses causan cierta perplejidad. Lamentablemente, para los implicados, no se debe tal estado a lo innovador del enfoque, la brillantez del despliegue o la fortaleza de la argumentación, sino al cúmulo de despropósitos e insensateces que parece vislumbrarse desde la zona de las barreras. El resto de partidos políticos, tras frotarse los ojos, debe estar encantado.

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¡Seamos inconvenientes!

Desde hace muchas lunas se ha convertido en un tópico un concepto dañino que debemos aprender a repudiar. «políticamente correcto» es una expresión que ha traspasado fronteras y ha invadido el ideario colectivo en sentido diferente del original. Cuenta Eduardo Haro Tecglen en su “Diccionario Político” (Planeta, 1995) que en sus inicios era una expresión peyorativa (jerga del partido comunista para aprobar cualquier teoría “apropiada”), pero posteriormente pasó a designar una estrategia para tratar de incorporar a votantes procedentes de minorías discriminadas por sexo, raza, color de la piel o discapacidad (“vertically challenged” para los enanos de estatura). La idea en si es profundamente discriminatoria porque asume la necesidad de distinguir al diferente, en lugar de aceptarlo como es. El problema no es ser bajito, sino verse discriminado por ello y cuando inventamos términos para resaltar las diferencias no hacemos más que subrayarlas.

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